Hablar de sexualidad no debería ser tabú: recuperar lo sagrado del cuerpo y el placer
A pesar de vivir en una era hiperconectada, donde casi todo se comparte sin filtros, hablar de sexualidad sigue generando incomodidad. Se disfraza con eufemismos, se evita en familia y se esconde bajo capas de culpa, vergüenza o risa nerviosa. Pero… ¿por qué? ¿Por qué algo tan natural, vital y humano como la energía sexual sigue siendo un tema prohibido?
La sexualidad ha sido uno de los espacios más controlados de la historia humana. Religiones, culturas y sistemas sociales han intentado definir qué es “correcto” o “aceptable”, desconectando al ser humano de su propio cuerpo y de su placer.
Durante siglos se nos enseñó a reprimir en lugar de sentir, a temer en lugar de explorar, y a callar en lugar de compartir.
Cuando no se habla, se distorsiona. Lo que no se comunica se llena de culpa, y así la sexualidad se convirtió en un campo lleno de tabúes, juicios y heridas invisibles.
Sin embargo, la sexualidad consciente propone un camino de regreso: reconocer que la energía sexual no es solo placer físico, sino una fuerza vital, creativa y sanadora.
Hablar de sexualidad desde la consciencia es hablar de conexión, de autenticidad, de volver a sentir el cuerpo sin miedo. Es reconciliarnos con nuestro deseo y con la ternura de ser humanos.
El cambio comienza cuando nos atrevemos a hablar, sin vergüenza ni máscaras.
Cuando el diálogo se abre, la energía se libera.
Hablar de sexualidad es hablar de vida, de presencia, de libertad interior.
Silenciar el cuerpo es silenciar el alma.
Y ya es hora de escuchar ambas.
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¿Qué emociones te surgen cuando escuchas la palabra “sexualidad”?
El diálogo es el primer paso hacia la sanación.
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